Dice Fernando Aramburu en un artículo de El correo:
«Es propio del poeta hablar desde sí sin intermediarios. Por descontado que le queda la baza del nosotros, pero siempre estarán su conciencia y su voz presidiendo la primera persona del plural. Y, sin embargo, el yo del poeta se caracteriza por su naturaleza universal. Cuando el personaje de una novela o de una pieza de teatro dicen yo, por fuerza se refieren a sí mismos en cuanto seres singulares, anecdóticos e irrepetibles. Cuando lo dice el poeta en el poema, entonces el pronombre personal se lo puede calzar quienquiera, por ejemplo el que lee o el que escucha, lo mismo ahora que dentro de cien años. En cierto modo el poeta expresa la intimidad de la especie, y eso sin que los elementos constitutivos del poema dejen de ser una representación simbólica de lo que él piensa, siente, etc.»
Y de todas esas palabras, que admiro y comparto, estas: «En cierto modo el poeta expresa la intimidad de la especie» siguen ahí. Y no se van.
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